domingo, 11 de diciembre de 2016

Estamos Cambiando


Estamos cambiando y no nos hemos dado cuenta. La transformación de nuestro entorno parece perceptible, pero la indiferencia institucional y comunitaria ha abierto la puerta a una modificación paisajística, cultural, económica, social y productiva de nuestras montañas.




Desde hace muchas décadas, Colombia y Latinoamérica han sido consideradas grandes fuentes de materia prima para los mercados mundiales. Hoy, la percepción no ha cambiado mucho y no nos hemos preocupado mucho por hacer que cambie. A pesar de ello, viene se viene generando una ola de “avances” agroindustriales en nuestras montañas que, en el afán desmesurado y no planificado de las autoridades gubernamentales por generar indicadores de popularidad, ha generado un enorme detrimento de nuestro bien más preciado: El Medio Ambiente y los Recursos Naturales.

Es claro que toda actividad humana es un factor de contaminación ambiental. Sin embargo, la particularidad de algunos intereses han permitido que el deterioro de nuestro medio ambiente tenga altas revoluciones y una impresionante velocidad de destrucción antrópica. Una mafia mega productiva y mega destructiva acosa nuestro territorio bajo una mirada social inquieta que se limita a la persecución de una locomotora minera.

Hace unos meses escribía precisamente sobre el alto impacto que generaría el establecimiento de cultivos de Gulupa y Aguacate en el corregimiento de Palocabildo (Jericó), teniendo en cuenta su ubicación en la parte superior de las captaciones de acueductos veredales y familiares. Hoy, el impacto visual de dicho establecimiento se suma al temor generado por la venta de nuevas fincas en el sector de Rio Frío (Támesis – Jericó) y otras zonas de nuestro suroeste para cultivos similares. Nuestros afloramientos y recursos naturales están siendo “víctimas” de una sociedad que busca acelerada y desmesuradamente convertirlos en victimarios. Muchas consecuencias sólo serán tangibles con el paso del tiempo y ya no habrá marcha atrás.

Nuestro territorio está cambiando y no precisamente para embellecerse. La división social, generada alrededor de la falta de respeto y tolerancia frente a las ideas y pensamientos del otro, nos ha enceguecido de tal manera que no nos hemos percatado del inmenso daño que nos estamos haciendo. Las nuevas vías, los cientos de metros de plástico, los monocultivos y otras actividades agroindustriales se han apoderado del verde de nuestras montañas y de sus recursos. Mientras tanto, el afán mediático de unos cuantos no permite generar argumentos con fundamento en el conocimiento académico, técnico y territorial. Se enseña y divulga sólo lo que conviene a cada una de las partes.

Todavía estamos a tiempo de entender nuestro territorio y los sueños de nuestras comunidades. Ante éste cambio, es hora de quitarnos el velo que genera el famoso cáncer de “Cochise” y construir territorio trabajando unidos por  el bienestar comunitario, la protección y conservación de nuestros recursos naturales y del medio ambiente; y la garantía de que las futuras generaciones puedan gozar de un mundo mucho mejor.






@pipecorreac

No hay comentarios:

Publicar un comentario