Los caballos han sido, durante siglos, compañeros incansables en la construcción de nuestros territorios. Reconocerlos como tal, y no como un nuevo elemento de división, será un nuevo ejercicio social de respeto y tolerancia en el camino hacia la paz.
Muchos
debates se han generado en los últimos días frente a la realización, o no, de
la tradicional cabalgata de la Feria de las Flores. Con detenimiento observe
algunas de esas discusiones que, hoy desde las montañas, analizo desde mi
visión de caballista y campesino.
En
primer lugar, considero que el rechazo social hacia las prácticas que atentan
contra la integridad de los animales, es la simple y lógica consecuencia de
reiterados comportamientos abusivos contra los equinos en cabalgatas públicas
como la de Feria de Flores, Feria de Cali e incluso, el “Festival de la Cometa”
en mi pueblo Jericó.
Como
amante del campo, de sus experiencias y diversidad de recursos, tengo también
que reconocer que los comportamientos abusivos contra los caballos no están
generalizados en todos los caballistas, sin embargo, ese pequeño porcentaje de
“mulas” que montan a caballo, ha hecho el escándalo por todos.
Defender
el caballo como el amigo de nuestras jornadas de trabajo, de paseo y hasta de
vida, es casi un principio de quien se considera realmente caballista.
Sobrepasar los límites cuando disfrutamos de ese amigo, nos aleja de ese primer
principio que involucra el respeto hacia el caballo y, por ende, hacia nosotros
mismos como caballistas.
Los
caballos son animales leales, trabajadores y alegres. Son animales que llevan
en sus lomos la historia de nuestro país y de gran parte de nuestro continente.
Defenderlos, implica asumir una posición objetiva dentro de esos parámetros de
respeto y tolerancia.
La
última semana ha transcurrido entre insultos y comentarios irrespetuosos, surgen
en las redes sociales y se multiplican de un lado y del otro, caballistas y
opositores a la cabalgata rompiendo todo límite de respeto, de tolerancia y de
construcción de paz. La apreciación positiva que inicialmente asumió Federico
Gutiérrez, Alcalde de Medellín, frente al posible regreso de la cabalgata a la
Feria de las Flores desató una tormenta de división y pelea en las diferentes
redes.
Luego
de realizar un ejercicio realmente democrático, de abrir los oídos a las
diferentes percepciones ciudadanas, fue el mismo Federico Gutiérrez quien a
través de las redes informó sobre su decisión de continuar con una Feria de
Flores sin Cabalgata, posición que respeto y comparto, finalmente nuestros
caballos tienen sus espacios: Uno natural en nuestras montañas, entre caminos
de herradura, cultivos y amplias praderas; y otro de escenarios artificiales en
las Ferias Equinas y Vaqueras donde los caballos son cuidados y tratados con
respeto, con observancia de reglamentos donde prima la integridad del caballo y
el caballista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario