jueves, 21 de abril de 2016

Pensando en la Acción Común…

Cuando hablamos del desarrollo de los municipios de nuestro país, es necesario volcar los ojos hacia diversas instituciones y personas que han perseguido el desarrollo de sus comunidades y territorios, logrando establecer canales de gestión efectiva con el Estado y otras instituciones privadas.


Las Juntas de Acción Comunal –JAC-, de acuerdo a lo consagrado en la Ley 743/02, son organizaciones cívicas, sociales y comunitarias de gestión social […] integradas “voluntariamente por los residentes de un lugar que aúnan esfuerzos y recursos para procurar un desarrollo integral, sostenible y sustentable con fundamento en el ejercicio de la democracia participativa”, lo que las convierte en la base de elección democrática para el desarrollo nacional.

El próximo 24 de abril, las JAC de todo el país realizarán las elecciones de dignatarios para el periodo 2016–2020, una fiesta democrática a la que los medios le han dado poca relevancia durante más de una década, permitiendo con ello que se ignore, por la mayoría de ciudadanos, la importancia de su participación en éstas organizaciones de base y la relevancia de las mismas en el desarrollo del territorio.

El llamado hacia la participación ciudadana no puede seguir siendo ignorado. Vivimos un momento coyuntural para el país, en el que es necesario aprender a trabajar en equipo y a reconocer y afirmar al “individuo en su derecho a ser diferente, sobre la base del respeto, la tolerancia a la diferencia…” como lo promueven los principios del Desarrollo Comunitario en Colombia.

Las JAC son la “expresión social organizada, autónoma y solidaria de la sociedad civil” que más puede contribuir al fortalecimiento de los vínculos comunitarios y a la evolución en la búsqueda de dignidad para cada ciudadano colombiano, su fortalecimiento y reconocimiento efectivo se hacen fundamentales en el camino del posconflicto.

El ejercicio de promoción de las acciones comunales sigue siendo un gran reto para el Estado y para las organizaciones mismas, sin embargo, es evidente que sólo si logramos estrechar los lazos del trabajo comunitario y la construcción a partir del ejercicio de la democracia participativa, lograremos prepararnos efectivamente para la anhelada paz, de otra manera, los elementos generadores de violencia en Colombia, seguirán multiplicándose por cada rincón del país.


Al trabajo comunitario le debemos gran parte del desarrollo de nuestro país. Reconocer su importancia es recuperar la memoria en aquellos elementos positivos que, por falta de publicidad, se han ido perdiendo en el tiempo. Es hora de pensar en la acción común!



No hay comentarios:

Publicar un comentario