No creo que sea mera coincidencia, pero quizá no encontraré mejor momento para dedicarle una cuantas líneas a Mi Normal, y para agradecer a todos los que de alguna manera hicieron parte de éste sueño colectivo. Así inicia mi nuevo blog…
Hace
dieciséis años, mi vida aún transcurría entre los corredores patrimoniales de
la institución que me enseñó a soñar, a servir y a pensar en la educación como
el mejor camino para transformar el mundo. Hoy, cuando los normalistas estamos
llenos de felicidad por regresar nuevamente a nuestra casa, también es
necesario hacer un alto y decir GRACIAS.
Fueron
doce (12) años que transcurrieron entre cuadernos, libros, amigos, deporte y,
sobretodo, innumerables alegrías. Doce años donde los valores sociales y
académicos se fueron albergando en un espíritu soñador y orgulloso de su
territorio. Con la cohorte del año 2000, sólo se fue la materia… el cuerpo. En
Mi Normal quedó el corazón y la gratitud con cada uno de mis docentes, mis
compañeros y todo aquel que hizo parte de mi formación como normalista.
Hoy,
luego de dieciséis años, una gran alegría inunda mi alma gracias a Mi Normal.
El propósito de ser un granito de arena en un mar de necesidades
institucionales se ha cumplido. Hoy, con el equipo de interventoría de la
Gobernación de Antioquia, los ingenieros encargados de la obra, miembros de la
comunidad normalista y de la Administración Municipal de Jericó, hemos visto el
renacer de nuestro hogar. Hoy he confirmado que cada sacrificio realizado con
alegría, amor y responsabilidad, rinde excelentes frutos.
Las
puertas de la Normal se abren nuevamente. Las amplias aulas de clase se
llenarán con las presencia y la alegría de nuestros chicos. Los descansos en
las canchas y amplios pasillos regresan para ser parte de esa aventura educativa
y de amistad. Vuelven los docentes a un lugar que dignifica su profesión y
vocación. Volvemos todos a casa.
Gracias
a todos aquellos que se atrevieron a soñar con un lugar digno para nuestros
estudiantes, docentes y demás miembros de la comunidad educativa. Gracias a los
que pusieron el hombro y nunca desfallecieron. Gracias a quienes cumpliendo con
su deber, enfrentaron la adversidad y las críticas. Gracias a quienes
levantaron su voz de protesta cuando fue necesario. Gracias a la comunidad
normalista por insistir, persistir y nunca desistir. Fueron cincuenta y tres
(53) meses llenos de decepciones, tristezas, malas noticias y retrasos que hoy
hacen parte de la historia gracias a un trabajo de equipo. Gracias a Mi Normal
por ésta gran alegría!
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