De acuerdo a la Real Academia de la Lengua -RAE- es soberano el que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente. Al acudir a la etimología de la palabra soberanía, nos encontramos con su origen en el latín sober- que significa encima y el sufijo -anus que traduce procedencia. Viene de arriba. “Lo que caracteriza a la soberanía es ser un poder originario o no delegado, o delegado sin límites o condiciones, inalienable, no sujeto a prescripción, no sujeto a leyes” (RAE, 2020) .
Con la aparición de la COVID-19 el término de soberanía ha venido retomando relevancia en países, ciudades y territorios que han visto como sus pobladores ven menguadas sus oportunidades de mejores condiciones de vida debido a la parálisis económica de todo el mundo. Una dependencia personal, territorial y nacional que nos hace reevaluar nuestra propia capacidad para ser soberanos en muchos aspectos.
La provincia del Cartama, como territorio delimitado en once municipios del suroeste de Antioquia, depende de la soberanía entregada constitucionalmente al estado colombiano, sin embargo, la falta de ejercicio de autonomías como la de reconocerse en sus potencialidades han deteriorado soberanías entregadas por la naturaleza misma. Ahora los habitantes empiezan a requerirlas pero también a ser agentes fundamentales en la construcción de independencias para el desarrollo sostenible de toda la región.
Para la situación que hoy agobia al mundo, vivir en una región con 160.403 hectáreas ubicadas en dos cordilleras, con altitudes que van desde los 600 hasta los 3.950 msnm y más de 36.000 hectáreas en ecosistemas estratégicos debe ser elemento, no de reinvención, sino de reconocimiento territorial para la alcanzar soberanías alimentarias, económicas y sociales. La PAP Cartama tiene condiciones que configuran el paraíso del que muchos de sus habitantes hablan, pero no disfrutan.
Como parte de los más de 130.000 habitantes, debemos empezar por encontrar nuestra soberanía personal. Ser soberanos de nuestros pensamientos, de nuestras ideas, de nuestra construcción de conocimiento y desarrollo territorial. Como territorio lleno de riquezas ambientales, productivas y sociales debemos dejar los individualismos y construir región entre todos.
Es hora de volver a nuestras veredas, a nuestros ríos, a nuestras fondas y reactivar el turismo local y regional. Es hora de reenamorarnos del territorio. Es hora de no hablar sólo de nuestra capacidad productiva sino de consumir los productos que articulada y coordinadamente se produzcan en nuestros valles, cañones y montañas, innovando en la forma de transformarlos y consumirlos. En materia de producción alimentaria, recursos naturales y capacidad profesional y laboral, es hora de ser soberanos.
Twitter. @pipecorreac
(Publicado en Periódico El Petroglifo, edición Mayo 2020)
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